lunes, 7 de marzo de 2011

Atrás en el tiempo

Así ha parecido que viajábamos este fin de semana al entrar en San Lorenzo. Allí, casi cuatro siglos después, la Virgen de la Soledad volvía a mostrarse a la ciudad bajo palio. Cierto es que no a cielo abierto, sino bajo techado, en su capilla dentro de la parroquia y enmarcada en un dosel que vino desde Alcalá del Río para compartir con Ella una estampa histórica y que muchos sólo conocíamos a través de fotografías de archivo con un tono sepia adquirido por el paso de los años.

Y es que la corporación del Sábado Santo preparó con tintes nostálgicos el besamanos de su titular, pidiendo para ello el palio de traslado de la hermandad homónima de la provincia, gracias a cuya colaboración se la pudo ver como paseó por Sevilla allá por el siglo XVII, cuando fue la primera dolorosa de la ciudad de este modo. Después el resto de corporaciones hicieron suya esta manera de procesionar, algo que quizás provocó que tiempo después hiciese que la cofradía de San Lorenzo la desechase para siempre, saliendo desde entonces tal y como la conocemos

Pero este fin de semana, y prácticamente por sorpresa, ha vuelto a retomarla, aunque, eso sí, de manera puntual y sin que, a priori, vaya a constituir un precedente que cambie la fisonomía de su paso en la calle. No obstante, nos ha regalado un viaje en el tiempo precioso, en el que hemos descubierto cómo fue una imagen que se perdió y que, por unos días, hemos tenido frente a nuestros ojos. Justo antes de comenzar una nueva Cuaresma, a las puertas de que la espera nos muestre todas sus cartas.

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