miércoles, 2 de marzo de 2011

Una Madrugá con sabor a despedida

La próxima Madrugá no será una más en La Macarena. Sobre todo, en lo que respecta al martillo del Señor de la Sentencia, que por última vez será mandado por alguien que llegó a él hace la friolera de 32 años y que ya ha anunciado que no llegará a los 33. Se trata de Miguel Loreto, toda una institución en la corporación de San Gil, que debutó bajo las trabajaderas casi a la par que la cuadrilla de hermanos costaleros de la corporación, que ha decidido poner a esta etapa cuando en la mañana del Viernes Santo el misterio vuelva a entrar en su basílica.

Atrás quedarán más de tres décadas que tuvieron su punto de inicio junto a Alejandro Ollero, ejerciendo como auxiliar. Y se ve que cumplió a la perfección con su función, porque en apenas dos años la junta de gobierno le dio galones y confió en él, poniéndolo para siempre como el máximo responsable de la cuadrilla. Así, durante todo este tiempo, su voz rasgada en la delantera del paso del Señor de la Sentencia se ha convertido en uno de los sonidos característicos de la Madrugá, incluso aunque haya tenido que compartir el cargo con Antonio Santiago después de que la hermandad le nombrase capataz general.

Pero, como todo lo que empieza, la aventura de Loreto delante del martillo se acaba, como también lo hizo su etapa entre las filas de los Armaos, que dejó a los medidados de los setenta para salir de nazareno, algo que, probablemente, pueda volver a suceder a partir de 2012. Pero, hasta entonces, queda una última Madrugá que bajo el Arco tendrá sabor a despedida, pero también a ese estilo tan personal e irrepetible que desde hace casi siete lustros ha guiado los pasos del Sentencia, que será quien, sin duda, más lo eche de menos.

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