Nada nuevo bajo el sol

Hace unos meses, este blog ya adelantó que esta Cuaresma no se iba a hablar de un tema que desde hace años ha acaparado muchísimas discusiones en todos los mentideros cofrades: la posible reubicación de La Resurrección en el Sábado Santo. De hecho, como dijimos en diciembre (concretamente en esta actualización) Asenjo tiene muy claro que la corporación de Santa Marina es de Gloria y no de penitencia, por lo que no tendría sentido que procesionase en plena Semana Santa. Tanto es así, que hace un par de días volvió a confirmarlo en 'El Programa' de Giralda TV.

Allí, volvió a pasar por altos los mismos detalles de siempre. Por ejemplo, sacar de los días grandes al Domingo de Resurrección, puesto que no hay que olvidar que esta fiesta conmemora la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo. Y, además, olvida que una corporación letífica no puede sacar nazarenos, ya que ese privilegio sólo corresponde a las de penitencia, por lo que, una de dos, o se quitan las túnicas y capirotes de Santa Marina o se dejan con todas las de la ley. Sobre todo, porque si después habla sin parar de "falta de eclesialidad", no estaría de más que se aplicase el cuento y evitase que esta se hiciese presente en sus decisiones, sobre todo por la necesidad de tener que predicar con el ejemplo.

Lo mejor de todo, es que el arzobispo no duda en afirmar que la dimisión de Muñoz Jigato como hermano mayor de La Resurrección y miembro del comisionado rector de San Esteban "no tiene nada que ver" con este tema. ¿Pero a quién pretende engañar? Pero claro, como siempre, el problema está en quien no se pliega a sus exigencias, como ocurrió con el tema del Vía Crucis de Madrid (recuérdalo aquí), pero no en que Asenjo no lo haga con las de una ciudad tan singular como diferente de esas ideas castellanas que mantiene en la cabeza y que ya le salieron por la culata en Córdoba. Con ello, y pese a pasos adelante como el baculazo en el tema de las nazarenas (leelo aquí) y la confirmación de Pasión y Muerte como hermandad de penitencia (míralo aquí), en Palacio no se mueve ni un varal y todo sigue, para nuestra desgracia, como si nada.