domingo, 27 de marzo de 2011

Ni tan bueno, ni tan malo

El sueño de todo cofrade es vivir la Semana Santa de principio a fin y sin ningún tipo de contratiempo. Eso, al menos, es lo que pensaba quien les escribe hasta hace apenas unos días. De hecho, justo al inicio de la Cuaresma, llegué a hacer una actualización lamentándome por la que, en principio, apuntaba a ser mi primera edición de los días grandes lejos de bullas y pasos por mor del trabajo (recuérdalo aquí). Pues bien, al final, las cosas han dado un giro de 180 grados, cambiándolo todo de manera radical.

Sí, porque, como siempre, quien les habla podrá disfrutar de esas fechas que llevamos esperando más de un año, pero a un precio bastante alto: estar en el paro. La crisis ha hecho de las suyas y, en breve, me convertirá en un desempleado más, aunque con el atenuante de que, al menos, tendré la oportunidad de vivir a fondo una Semana Santa que pensaba tener que seguir a través de la radio en la redacción de un periódico. Por ello, y dentro de lo malo, mi situación trae algo de bueno, aunque eso sí, con importantes bajas en cuanto a la compañía

Así, como muchísimos otros, aprovecharé los días más grandes para pedir que pueda tener quebraderos de cabeza para el año siguiente, esperando tener que conjugar la devoción aún a costa de perder una tranquilidad que hoy, muy a mi pesar, me sobra ahora. Porque, por primera vez en casi 27 años, no veo tan positivo poder vivir de principio a fin una nueva Semana Santa, aunque sigan siendo los días que dan sentido a mi calendario. Y es que quizás me esté haciendo mayor y me de cuenta de que, como decía Ortega, las cosas dependen "del cristal desde el que se mira" y que no todo lo que siempre me ha parecido bueno puede dejar de convertirse en alguna ocasión en sinónimo de algo malo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario