lunes, 23 de mayo de 2011

Una nueva etapa

Como ocurre cada cuatro años, los ciudadanos hablaron en las urnas y decidieron quién será el alcalde de la ciudad durante la próxima legislatura. Y esta vez, los sevillanos pusieron el punto y final a una coalición que ha deparado más de un quebradero de cabeza a quienes vivimos en la capital hispalense y, en especial, a las cofradías. No en vano, el tándem formado por PSOE e IU, o lo que es lo mismo Sánchez Monteseirín y Rodrigo Torrijos, ha sido protagonista de polémicas como las del polígono Arte Sacro (recuérdalo aquí), los problemas para ceder la capilla de la fábrica de tábacos a Las Cigarreras (míralo aquí) o la lentitud de la restauración de Santa Catalina (léelo aquí).

Ya se sabía que con la despedida del alcalde, esta alianza no iba a poder repetirse con los mismos protagonistas, aunque sí se podría estrenar con Juan Espadas como sustituto, siempre y cuando el PP no sacase mayoría absoluta. Pero la noche deparó un cambio radical de color en el Ejecutivo Municipal, al que llega un Juan Ignacio Zoido que, tras cuatro duros años de trabajo en la oposición, abre un nueva etapa para la ciudad y, por extensión, a sus cofradías.

De hecho, hablamos de alguien a quien sí le gusta esta fiesta, ya que es hermano de San Isidoro y La Macarena, y que, al contrario de lo que le habría ocurrido a Espadas, no va a estar obligado a hacerle favores a nadie por acuerdos de gobierno. Así, sin un anticlerical como Torrijos con galones y voz en el Ayuntamiento, la cosa cambia. Hasta el punto de que, según su programa electoral, el Consejo ya puede contar con la cesión de la sala de San Hermenegildo para su uso, mientras que se espera que se pongan a disposición de las hermandades diversos espacios para actividades como los ensayos de las bandas. De igual modo, existe el compromiso por parte del nuevo alcalde de colaborar con el Cabildo Catedralicio de poner en práctica una serie de acuerdos que permitan revitalizar procesiones como las del Corpus o la Virgen de los Reyes.

Visto lo visto, no cabe ninguna duda de que la situación ha cambiado casi tanto en clave cofrade como política, con la apertura de una nueva etapa mucho más halagüeña para los intereses de las corporaciones sevillanas. Ojalá lo que últimamente nos está 'quitando' el Arzobispado nos lo encontremos por este otro lado. Pero, sobre todo, que dentro de cuatro años veamos hecho realidad y llevado a la práctica todo ese programa que ha permitido a Zoido llegar a la Plaza de San Franciso, y no sólo desde la óptica cofrade, sino en todas las posibles. Y es que la ciudad lo necesita.

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