sábado, 7 de mayo de 2011

Una reforma no exenta de polémica

Desde hace unos meses, hay un tema que está suscitando muchísimos debates en los mentideros cofrades: la reforma de los estatutos del Consejo. Sobre todo, en lo que se refiere al modo en el que se quieren ponderar los votos por corporación. No en vano, en San Gregorio parecen tener claro que cada hermandad debe tener tantos sufragios como naturalezas tenga, es decir, llegando a un máximo de tres en caso de ser de penitencia, sacramental y de gloria. Sin embargo, esto no deja contento del todo a nadie.

Máxime cuando existen situaciones, cuanto menos, curiosas sobre todo a la hora de hacer comparaciones. Es lo que ocurre cuando vemos que una de las cofradías más jóvenes de la ciudad, La Misión, alcanzaría ese tope de votos, mientras que una de las más señeras e influyentes, el Gran Poder, sólo se quedaría en uno, puesto que tan sólo es de penitencia. ¿Lógico? Sin intención de desprestigiar ni poner en duda los derechos de nadie, parece que no, sobre todo porque, siguiendo en la misma línea, otra de las grandes, La Macarena, también se vería superada por la corporación de Heliópolis (tendría dos, penitencia y gloria).

En cualquier caso, la inminencia de la puesta en práctica de esta normativa ha provocado que muchas hermandades comiencen a reivindicar en Palacio antiguos títulos, como ha ocurrido con La Estrella, que acaba de recuperar su naturaleza de gloria que, unida a su condición de sacramental y de penitencia, reforzaría de manera clara y contundente su peso en el Consejo. Y seguro que no será el último caso. Sobre todo porque el organismo regulador de la Semana Santa hispalense ha decidido tirar por la calle del medio para organizarse y no está dejando satisfecho a nadie. Porque a veces, la solución más sencilla no es, ni mucho menos, la más acertada.

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