martes, 26 de julio de 2011

El epílogo de julio

Fue anoche, justo cuando estrenábamos este 26 de julio, desde el campanario de Santa Ana, la catedral de Triana. Entonces, las cornetas de las Tres Caídas entonaron una nana flamenca aderezada con luminarias con la que no sólo se honró a la Abuela de Dios, que hoy conmemora su día, sino que también sumióm a la ciudad en un letargo del que no despertará hasta dentro de una semanas, cuando la Virgen de los Reyes vuelva a derramar ríos de devoción a los pies de la Seo. Pero, hasta entonces, el último retazo cofrade seguirá siendo ese, el de una invitación a un duermevela que todos hemos acogido de buen grado, conscientes de que es inevitable, que como mandan los cánones habrá que seguir esperando.

Y habrá sido desde las alturas, sin pasos ni procesiones de por medio, algo que quizás cambie a partir del año que viene. Al menos, esa es la intención de la junta de gobierno de la Esperanza de Triana, quien además de haber encargado ya una imagen de Juan Pablo II para rendirle culto en su capilla quiere recuperar las salidas de la Abuela del barrio, tal y como se hacían antaño, durante esos días en los que la orilla más marinera de Sevilla vive sus días grandes, entre casetas y farolillos al pie del río. La intención está y la imagen, que hoy esperará en su casa la visita de sus vecinos, también. Quien sabe si a partir de 2012 será diferente...

Pero, de momento, todo es como ha sido durante los últimos años, con un campanario en el que redoblan cornetas como último recuerdo de un julio cofrade que ya se nos acaba. Curiosamente, a escasos metros del Guadalquivir, que durante las últimas semanas ha honrado como se merece a la patrona de todas las aguas, la que se llama Carmen y tiene rango de capitana. Aunque ya todo eso es parte del recuerdo, como lo sucedido anoche en Triana. Fue el epílogo perfecto antes de un nuevo parón, ese que nos acompañará mientras media Sevilla se va a la playa.

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