lunes, 4 de julio de 2011

Ay los madriles...

Ayer hablábamos de Madrid y hoy, aunque indirectamente, volvemos a hacerlo. En este caso, se debe a un tema distinto del que ya nos pronunciamos hace tiempo en este blog: la falta de rigurosidad a la hora de hablar de la Semana Santa de Sevilla (recuérdalo aquí). Curiosamente, esta vez es si cabe más sangrante la cosa, puesto que ha sido un organismo oficial, el Ministerio de Cultura, el que ha quedado en evidencia por su nulo conocimiento de la fiesta, tal y como muestra en el apartado que le dedica en la web españaescultura.es, donde los errores se suceden sin solución de continuidad.

De hecho, el apartado dedicado a los días grandes está encabezado por un fotografía de la Virgen de la Palma, de la hermandad del Buen Fin, a la que se le ha cambiado el nombre para que rece como si fuese la Macarena. Se ve que se han tomado al pie de la letra eso de que, al margen de advocaciones, la Madre de Dios es sólo una, aunque para ello habría sido mucho más acertado usar el genérico Virgen que optar por el nombre de una de las principales devociones de la ciudad. Sin duda, con poner Macarena en Google habría bastado para no hacer este clamoroso ridículo.

Pero la cosa no acaba ahí. No en vano, califica las saetas como "canciones flamencas que la gente canta a capella". Casi nada. Cierto es que se trata de un cante muy entroncado con el flamenco, al que pertenece, pero, ¿no habría sido más indicado hablar de oraciones cantadas? Sobre todo, porque con esa descripción que se da casi se da la visión de que una cofradía puede convertirse en un musical en cualquier momento. Como siempre, nos quedamos con lo folclórico, lo resaltamos y nos olvidamos del resto.

Como ocurre con los pasos de Cristo y de misterio, a los que sólo se hace vagas alusiones, ya que el autor pone todo su énfasis en los palios. Se nota que es lo primero que le salió en Google y ¿para qué buscar más? Eso sí, saca a relucir su capacidad de observación para destacar las "túnicas de terciopelo" que visten las Vírgenes. Una de dos, o es capaz de conocer el historial sexual de las hermanas que salen en los cortejos de cofradías como La Esperanza de Triana o La Carretería, o, como parece más probable, este buen hombre o mujer se refiere a las sayas de las tallas marianas, que, por otro lado, no tienen por qué haber sido elaboradas con esa tela.

Después, quedan 'joyitas' como "la calle Campana", que por el texto parezca que sólo existe la Madrugá, hablar de sólo 58 corporaciones (no cabe duda de que la base para ese dato es anterior a la entrada efectiva en nómina de San Pablo y El Sol), insinuar que para lograr una silla sólo hay que comprarla y 'madriladas' como las de las "procesiones" o "el Jesús del Gran Poder". En definitiva, una auténtica oda al despropósito. Una más llegada desde la capital del reino en la que la documentación brilla por su ausencia y el ridículo es la nota predominante. Pero claro, ¿para qué se van a preocupar, si ellos son el centro del país y nosotros, al fin y al cabo, sólo una de las provincias?

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