viernes, 1 de julio de 2011

Como un embarazo

Nueve meses. Esa es la distancia que nos separa hoy del próximo 1 de abril, una fecha que pasaría totalmente desapercibida para Sevilla si no fuese porque en 2012 vendrá con traje de gala, puesto que traerá a la ciudad su jornada más grande, el Domingo de Ramos. Y es que a partir de ahora empezamos a contar las hojas del calendario utilizando sólo una cifra, con 38 semanas por delante para que volvamos a vivir la que da sentido a esta ciudad, la Semana Santa, esa que este año ha pasado casi de puntillas delante de nuestros ojos y ansiamos con todas nuestras fuerzas que regrese cuanto antes.

De momento, y como siempre, toca esperar que pase este verano asfixiante que llegó incluso antes de tiempo, que el otoño deje los árboles desnudos mientras se pasean por las calles las últimas Glorias y un invierno que se viste de vísperas en cuanto acaban las Navidades y aparece por la Puerta de Carmona un cartel anunciando que "Se hacen capirotes". Entonces, cuando a la primavera apenas haya dado sus primeros pasos y demos por terminado el primer trimestre del año que viene, será el momento de que la capital hispalense vuelva a llenarse nuevamente de luz, incienso y azahar, con un nuevo nacimiento de sus días grandes, entre capirotes y sones de cornetas y tambores.

Será entonces cuando volvamos a ser niños junto a La Borriquita, a sentir ese pellizco en el pecho cuando escuchemos descorrerse el cerrojo de la parroquia de San Sebastián, indicando que ya sale La Paz; a querer identificar a todos y cada uno de los Apostoles del misterio de La Cena, a descubrir que el silencio si tuviese un color sería el del blanco de las túnicas de los nazarenos de La Amargura, a soñar con leyendas de la Edad Media mientras vemos a La Hiniesta, a volver a decirle 'La Valiente' a La Estrella, a ver un milagro en Molviedro con la salida de Jesús Despojado, a deleitarnos con la sinfonía que interpreta el palio de San Roque, a enmudecer junto al Cristo del Amor....

Sólo nueve meses nos separan de ese día que da sentido a la ciudad. Por delante quedan un sinfín de horas de espera que irán, poco a poco, convirtiéndose en pequeñas vigilias, sobre todo en la recta final, diseminadas en ensayos, preparativos de túnicas y ventas de papeletas de sitio. Todo para que cuando llegue el 'niño' no falte ningún detalle. Semanas en las que no quitaremos ojo a cuanto ocurre, pero deseando que el tiempo corra, que pase cuanto antes. Deseando sentir sus primeras 'pataditas', pegando, entre silbidos, 'izquierdazos' por las calles. Porque cada vez queda menos para que, ojalá sin romper aguas, Sevilla de a luz una nueva Semana Santa.

1 comentario:

  1. Preciosa entrada. Me habéis hecho acercarme más a la Semana Santa. la verdad es que en cuanto pasa el verano, ya se pone todo "manos a la obra", así que esto está ya encima. Un fuerte abrazo desde la Tertulia Cofrade Cruz Arbórea.
    http://tertuliacofradecruzarborea.blogspot.com/

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