viernes, 22 de julio de 2011

Los 'tapados' de Sevilla

En Sevilla, aunque muchos piensen lo contrario, no todas sus grandes devociones salen a la calle. Cierto es que la inmensísima mayoría sí lo hace, sobre todo porque la práctica totalidad de imágenes que levantan pasiones en la ciudad pertenecen a hermandades y, por tanto, procesionan. Sin embargo, hay casos puntuales que confirman lo contrario, que hay excepciones que muchísimos pasan por alto. Es el caso del Cristo de San Agustín, que dejó hace muchísimos años de formar parte del cortejo de San Roque y que sólo ha visto el color del cielo en contados Vía Crucis desde entonces. O el del Señor de los Desamparados, del Santo Ángel, que tras marcharse La Lanzada del citado templo, hace un par de siglos, fue condenado a un ostracismo del que comienza a salir poco a poco en la actualidad.

Pero más allá de estos ejemplos, con vinculación directa a corporaciones, hay un par de ellos todavía más llamativos, puesto que tienen una auténtica legión de fieles sin ser titulares de ningún colectivo cofrade. Es lo que le ocurre al Cautivo de San Ildefonso, al que no lo faltan cada primer viernes de mes ni, sobre todo, cada Cuaresma, en el que las colas inundan las inmediaciones de este templo que sirve casi de frontera entre el centro y la judería. Y eso que esta obra anónima del siglo XVIII jamás ha abandonado su iglesia más allá de un Vía Crucis hacia la Cruz del Campo en 1964, un par de salidas extraordinarias durante las Misiones Generales de 1965 y algún que otro Rosario por la feligresía.

También en contadas ocasiones se ha podido disfrutar a cielo abierto del Señor de la Clemencia, de Martínez Montañés, uno de los grandes tesoros que guarda nuestra Catedral, concretamente en la capilla de los Cálices. No en vano, la hermandad de El Calvario pidió a Ocampo que se inspirase en él para tallar el crucificado de la Madrugá y no son pocos los que acuden a la Seo con la firme intención de admirar esta auténtica obra de arte que vimos por última vez por nuestras calles hace 91 años, cuando en 1920 lo hizo durante un Santo Entierro Grande.

Y pese a que nadie les espera cada año en una determinada esquina, ni forman parte de ningún programa de mano, toda la ciudad los conoce y se rinde a sus plantas cualquier día del calendario. Quizás, porque aquí, pese a lo que muchos piensan, no hacen falta pasos ni tronos para tener fe, puesto que eso es absolutamente secundario. Porque la devoción desafía cualquier norma y ley, todo límite de tiempo y espacio. Quien no lo crea, que se pase por San Roque, el Santo Ángel, San Ildefonso o la Catedral y descubra en primera persona cómo Sevilla reza a sus 'tapados'.

1 comentario:

  1. Estupenda entreda, me ha gustado mucho. No sé si conoces el Nazareno que tenemos en la Hermandad del Cachorro conocido cariñosamente como "El Tito Tomás". Es una maravilla, está a la derecha, en la capilla chica. Si puedes acércate a verlo que te gustará. Un fuerte abrazo desde el blog de la Tertulia Cofrade Cruz Arbórea.
    http://tertuliacofradecruzarborea.blogspot.com/

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