miércoles, 6 de julio de 2011

Aquella otra Madrugá...

La Semana Santa de Sevilla vive actualmente una explosión de cofradías de Vísperas prácticamente sin precedentes. De hecho, sólo hace falta un ligero vistazo a la nómina de corporaciones, de penitencia o no, que salen entre el Viernes de Dolores (Pino Montano, La Misión, Padre Pío-Palmete, Bellavista, Pasión y Muerte, La Corona, Lágrimas y Humillación) y el Sábado de Pasión (Alcosa, Torreblanca y La Milagrosa) para caer en la cuenta de que nos encontramos con dos jornadas más que deberían organizarse como cualquier otra de las oficiales. En este sentido, en este mismo blog se hizo una propuesta para ello (recuérdala aquí).

Pero no es la única. De hecho, mucho antes incluso de que viviésemos este fenómeno, hace décadas, se planteó la posibilidad de crear una segunda Madrugá para dar cabida a nuevas hermandades en la nómina. Ésta, se desarrollaría entre el Miércoles Santo y el Jueves Santo, lo que, de haberse llevado a la práctica, nos habría permitido vivir de manera prácticamente ininterrumpida desde el ecuador de los días grandes hasta su final. Sin embargo, los problemas de horarios de la jornada que precedería al inicio de esa nueva noche mágica, así como la dejadez del Consejo a la hora de meter mano a la propuesta, la dejaron en una simple idea.

Ahora, con las Vísperas casi saturadas, la viabilidad de este proyecto tampoco ha ganado enteros. Nadie ha contemplado la opción de organizar esa nueva Madrugá, en la que, por otro lado, no podrían entrar todas ni por número, ni por distancia con respecto a la Catedral. Tanto es así que, puestos a pensar en posibles candidatas nos quedaríamos con Pino Montano, La Misión, Pasión y Muerte, La Corona y, remotamente, Padre Pío-Palmete, a la espera de saber qué ocurre en un futuro con las no penitenciales de La Humillación, Lágrimas y Ciudad Jardín. Este panorama, traería consigo que prácticamente ninguna pudiese salir en horario de madrugada, por no hablar de los cambios que habría que llevar a cabo en el Miércoles Santo, para dejar la noche libre para que las cofradías pudiesen llegar a la Carrera Oficial sin problema.

En definitiva, que aquella idea que a muchos nos hubiese gustado ver hecha realidad, salvo sorpresa más que mayúscula, se quedará para siempre en una elucubración que sólo podrá cobrar vida en la mente de quien quiera imaginarla. Y es que las Vísperas, probablemente, vayan a ser reformuladas de aquí a unos años, pero lo harán atendiendo a otros criterios. Quien sabe, a lo mejor se busca un punto o varios que permitan a las hermandades hacer sus estaciones de penitencia de un modo estructurado, como cualquier otro día. Ya lo descubriremos en el futuro, aunque con la seguridad de que no será bajo la luz de la luna.

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