martes, 4 de mayo de 2010

De vuelta a los orígenes

Ayer, la delegada de Fiestas Mayores, Rosamar Prieto, presentó oficialmente las portadas del próximo Corpus Christi. El domingo, 24 horas antes, conocimos otra novedad correspondiente a otra procesión eucarística, la de la parroquia de San Julián, que este año saldrá de una manera diferente a como lo llevaba haciendo desde 2002. Y es que la junta de gobierno de La Hiniesta, presidida por Francisco Granados, ha decidido recorrer las calles de la feligresía sin pasos ni bandas de música, sólo con el Santísimo bajo palio y antecedido por la coral polifónica de la hermandad.

Es decir, que este Corpus volverá a sus orígenes, a salir como lo hizo durante sus primeros años de vida, en la última década del siglo XX, cuando era una procesión de impedidos. De este modo, no volverá a poner en la calle un cortejo que, hasta el año pasado, estaba compuesto por los pasos de la Custodia (del monasterio de San Clemente), el Niño Jesús (de la hermandad de La Resurrección), la Inmaculada Concepción y San Julián, pero en el que no había demasiada representación de las corporaciones de la feligresía. De hecho, muchos han señalado que ésta puede haber sido una de las principales razones que haya motivado esta decisión. Otros alude a los efectos de la crisis y la necesidad de recortar gastos e, incluso, hay quienes decían que era algo que tarde o temprano tenía que ocurrir, ya que no había calado esta procesión en el barrio.

Sea como fuere, lo cierto es que el próximo día 30, a partir de las 10.00 horas, las puertas de la parroquia de San Julián volverán a abrirse para que el Santísimo se pasee por las calles como ya lo hizo antaño, sin pasos y en una atmósfera íntima y llena de recogimiento. Quizás, para muchos, sea una estética que no se corresponda para nada con la de un Corpus en Sevilla. Para otros, un retorno a los orígenes que rescate lo esencial de esta celebración eucarística más allá de parihuelas y relicarios de plata. Para todos, se convertirá en una opción distinta para acompañar a Dios por las calles, quizás menos llamativa que otras, pero llena de religiosidad. Y es que habrá quienes este año no se despierten temprano el último domingo de mayo, cuando, justo ante su puerta, una tendencia dormida hace algunos años se vuelva a desperezar.

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