domingo, 9 de mayo de 2010

La Salud según San Isidoro

El pasado Viernes Santo ya salió. Lo hizo acompañando a su vecina, la Virgen de Loreto, en su palio dorado. Iba con ella a pesar de no ir a su lado. Y es que no hubo quien mirase al paso y no se quedase gratamente sorprendido por aquel manto azul cielo y oro que vestía la patrona de aviación. El mismo que cada mes de mayo pasea por las calles de la feligresía su verdadera propietaria, la que hoy pondrá sabor a Glorias en la Alfalfa, la Virgen de la Salud de la parroquia de San Isidoro.

No le harán falta bambalinas, puesto que su techo de palio lo pondrá el cielo de Sevilla, ése que se refleja en su manto y hace que hasta el Niño que lleva en sus brazos vuelva la cara hacia el pueblo para dedicarle la mejor de sus sonrisas. Mientras, como cada año, cuatro arcángeles volverán a defenderla a toda costa, tal y como esperan sus fieles que Ella haga al escuchar sus peticiones. Lo conseguirá con sólo regalarles su nombre, Salud, ésa que tan poco valoramos cuando la tenemos a nuestro lado y que, por el contrario, tantísimo echamos de menos en el momento en el que nos falta. Pero hoy estamos de suerte, puesto que sobrará en la calle Luchana, cambiando el blanco de los hospitales y batas por el color de ese punto al que, cuando rezamos, todos alzamos la mirada.

Y es que si Sevilla tiene un color especial, lo mismo ocurre con la Salud en San Isidoro, donde tiene el tono del día más radiante, ése en el que nada falta. Porque precisamente éso es la salud, la plenitud más absoluta, plagada de tranquilidad y sosiego, como el que desprende la mirada de esta Madre protectora que llenará de Gloria el centro de la ciudad por unas horas. Durante ellas, el recuerdo del último Viernes Santo volverá a la Cuesta del Rosario, pero no con el silencio que despierta el palio de la Virgen de Loreto, sino con el vaivén del Plus Ultra que colgará de las manos de una Virgen a la que todos los que la vean le pedirán estar sanos para volver a hacerlo otra vez el año que viene.

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