Hace 28 años, la parroquia de San Bartolomé se quedó huérfana de túnicas y capirotes. Fue durante el Domingo de Ramos de 1982, cuando la hermandad de Jesús Despojado salió por última vez de allí y entró, por primera vez en su historia, en la que hoy es su actual sede canónica: la capilla de Molviedro. Desde entonces, el templo de la Puerta de Carmona se quedó al margen de las cofradías, resucitando sólo, de manera efímera, cada mes de mayo, cuando toda la Alegría de la feligresía pasea por sus calles sintetizada en una pequeña Virgen a la que mira su Hijo, al que sostiene en brazos.
Y es que dentro de unas horas, el barrio de San Bartolomé se reencontrará con su vecina más antigua, ésa que nació de la gubia de Roque Balduque en el siglo XVI y que desde 1.678 ostenta su patronazgo, tal y como lo indica el cetro que sostiene en su mano derecha. Ella, como viene haciendo desde hace casi tres décadas, será la que vuelva a hacer sonar marchas de Semana Santa a los pies de un templo que durante los días grandes ha de conformarse con los ecos lejanos que de ellas le regalan hermandades como San Roque, San Esteban, San Benito o San Bernardo. Porque hoy, a diferencia del resto del año, la fachada de esta iglesia que tan desapercibida aparece ante nuestros ojos rebosará Alegría, tiñéndose del rosa palo del manto de su Virgen.
Será un nuevo milagro más de esta imagen mariana, cuya devoción llegó a San Bartolomé de manos del mismísimo Rey Fernando el Católico y que sus vecinos han ido renovando año a año. Así, se paseará majestuosa por sus estrechas calles, derrochando la grandeza María Santísima, destilando Glorias a cada paso. Y es que hoy es un día grande para la Puerta de Carmona, es el domingo en el que la Alegría, más que nunca, se siente en el barrio.
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