Tradicionalmente se ha considerado a La Borriquita como 'la cofradía de los niños', ya que son ellos los que monopolizan su cortejo. De igual modo, hay otros, como Víctor García Rayo, que afirman que esa denominación debería recaer en El Silencio, puesto que, a su juicio, es la hermandad que más impacta a un pequeño cuando la ve por primera vez. Sin embargo, si en Sevilla hay una corporación que, aún sin túnicas ni capirotes, puede adecuarse a la perfección a este calificativo es, sin duda, la de la Cruz de Mayo de El Lavatorio, que hoy recorrerá las calles del centro.
En efecto, se trata de una 'minicofradía' hecha por y para los niños, con más de un cuarto de siglo de antigüedad y dos pasos al modo de los que pasean por las calles los mayores. El primero, con el misterio en el que Jesús lava los pies a sus discípulos, tal y como aparecía en el de aquella extinta hermandad de Santa María la Blanca, parroquía a cuya vera nació. Lo mismo ocurre con la Virgen, que recibe por herencia también al advocación de Nuestra Señora del Pópulo y que paseará bajo palio. Entre ellos, la juvenil del Sol pondrá los sones de cornetas y tambores, que acompañarán también a niños portando insignias como la cruz de guía, el estandarte o las bocinas, para que a la procesión no le falte nada.
Así, al igual que harán otros pequeños también esta tarde con las Cruces de Mayo de La Soledad de San Buenaventura, La Trinidad o Paz y Misericordia de Rochelambert, los que formen el cortejo de esta peculiar hermandad traerán a las calles el más puro sabor a cofradías. En este caso, lo harán en pleno centro, con dos pasos y unas formas que recordarán muy mucho a la Semana Santa. La única salvedad será el tamaño de las parihuelas y los costaleros. Sin embargo, la ilusión será la misma que en cualquiera de las corporaciones grandes, ésas a las que muchos llegarán, dentro de unos años, desde esta verdadera 'cofradía de los niños'.
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