Hace poco más de mes y medio dejamos atrás el primero de los tres jueves que, según reza el refrán, relucen más que el sol. Así, el pasado día 1 de abril vivimos un espléndido Jueves Santo en el que no faltó nada. Ahora, el calendario nos ofrece la posibilidad de disfrutar del segundo, puesto que hoy, 13 de mayo, es el día de la Ascensión, ése en el que conmemoramos la subida al Cielo, en cuerpo y alma, de la Virgen María.
Es por tanto, una fecha de marcado carácter mariano y que, en esta ocasión, vamos a poder vivir con una imagen de la Madre de Dios por las calles de la ciudad. No será en procesión, sino en un traslado que servirá de antesala a una salida extraordinaria que, el próximo sábado, permitirá que la ciudad vuelva a reencontrarse con un paso de palio. Se trata de la visita que la Virgen del Buen Fin, titular de la hermandad de La Lanzada, rendirá a la parroquia de San Marcos, con motivo de los actos conmemorativos de sus primeros 200 años de vida.
Así, la talla regresará al templo en el que tuvo sus orígenes, dando lugar a una estampa casi inédita para los cofrades de Sevilla, haciendo más especial esta fecha que, en la mayoría de los casos, pasa desapercibida en los calendarios. Y es que de los tres jueves más importantes del año, éste siempre ha estado un tanto huérfano. No en vano, no cuenta con el revuelo de túnicas y capirotes del Jueves Santo, ni con el esplendor Eucarístico del Corpus. Sin embargo, este año, gracias a la Virgen de La Lanzada sí contará con un sello propio más allá de los cultos y misas. Puede que sea una simple casualidad, pero hoy podría decirse que el ostracismo del día de la Ascensión llega a su Buen Fin.
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